El abogado de ‘La Manada’: «La sociedad ha dictado sentencia condenatoria»
Agustín Martínez insiste en la inocencia de los acusados, para los que pide la libre absolución, y en el cambio de versión de la víctima en sus declaraciones.
«No hemos tenido un juicio justo». El abogado Agustín Martínez, quien representa a los cinco miembros de ‘La Manada’, asegura en el Tribunal Supremo que la repercusión mediática del caso ha tenido unas consecuencias desastrosas para sus defendidos: «La sociedad que todos conformamos dictó sentencia el 8 de julio de 2017. Y esa sentencia fue condenatoria».
Martínez es consciente de la importancia de esta vista que el tribunal le ha concedido para conformar -más allá de la opinión de la Sala de lo Penal que determinará su futura sentencia- el veredicto de la opinión pública. En un caso de tanta trascendencia, el abogado de ‘La Manada’ no elige sus argumentos de manera casual. Martínez apoya su exposición en dos ideas esenciales: el ya mencionado procedimiento «injusto» -que parece orientarse a un futuro recurso de amparo ante el Constitucional- y el consentimiento, a su juicio, prestado por la víctima por omisión.
«¿Qué tenía que hacer la denunciante para entenderse que el consentimiento no existió?», se pregunta Martínez. «Pues simplemente decir que no», prosigue. «No es no», asegura el letrado haciendo referencia intencionada a las consignas que se utilizaron en las diferentes concentraciones y movilizaciones feministas convocadas en contra de sus defendidos y como protesta a lo ocurrido en Pamplona la noche de autos. «Pero para que sea no hay que decirlo», afirma.
El abogado plantea en la Sala la necesidad de «un gesto, una mínima oposición, un manifestar de alguna manera que no» para que los cinco sevillanos hubiesen podido entender que aquello no era ni querido ni voluntario. Y para reforzar lo afirmado apunta a cómo la propia víctima «valoró en sus declaraciones» el considerar que su pasividad pudo llevar a ‘La Manada’ a «entender de manera errónea» que ella quería hacer «lo que no quería hacer». «El problema es que ella sí quería hacerlo», continúa. Para a continuación explicar que el motivo «espúreo» de la denuncia no fueron los hechos en sí mismos, sino «el móvil que le sustrajeron». Algo que a la joven le supuso una alerta.
«No es no. Pero para que sea no, hay que decirlo. Con un mínimo gesto, una mínima oposición», sostiene el abogado de ‘La Manada’ para asegurar que hubo consentimiento.
Recuerda Martínez cómo a la policía local 405 de Pamplona, mujer, «le reconoció que le habían grabado con el móvil». «Eso le produjo un miedo natural y lógico», reconoce el abogado. «La sola idea de que colgasen las imágenes en redes sociales le produjo pánico porque podía hundirle la vida», apunta Martínez sobre la víctima. Quien se pregunta por qué, así las cosas, la agente «no fue citada por el Ministerio Fiscal ni por la acusación popular, ni por la acusación particular». Él mismo responde: «Porque probablemente sabían que esa agente no se creyó la versión» de la víctima.
Unas imágenes, las contenidas en los teléfonos móviles incautados a los sevillanos, sobre las que no se hace «referencia» en los hechos probados. Detalle este último que juega a favor de ‘La Manada’, en opinión de su abogado: «El hecho de que alguien se puede someter al capricho y al abuso de cinco personas, podría haberse visto en alguna de las imágenes. Pero no se ve porque es incierto» el relato.
«No hubo gestos de asco, dolor o miedo. Es increíble que se hable de gritos de dolor, cuando la propia víctima manifiesta sistemáticamente que no lo sintió. Hubo gritos y jadeos que no pueden ser considerados delictivos», sostiene Martínez.»No se entiende que sin ejercerse ningún tipo de violencia, en el mismo instante en el que comenzaron a mantener relaciones sexuales, o los juegos preliminares, no hiciera el más mínimo gesto. Nadie entra en shock de manera inmediata. No es una versión verosímil», añade.
Y pide que se revoque la condena para los cinco miembros de ‘La Manada’ porque «son inocentes» y por la absoluta «irracionalidad» de los hechos probados. «Buena parte de los argumentos que traemos a esta Sala», insiste «son recogidos en el [polémico] voto particular del magistrado que los absolvió en primera instancia», sostiene el abogado. «No hubo superioridad, no hay miedo porque ella misma así lo reconoce, no hay dolor, no hay daño» -incluso aunque en los delitos sexuales las lesiones no son necesarias-. No hay delito.
«La condena de un inocente supone la quiebra de los principios básicos de la Justicia: libertad, igualdad y seguridad», dice Martínez tras reconocer la actuación de las acusaciones y su «buena fe» en su trabajo. «He tenido el honor de defender a cinco personas inocentes, ahora sólo resta a la Sala reconocer dicha inocencia», concluye.